Mis Escritos

Mis escritos

son gratutitos

copia y pega

y ya está.

Los derechos de autor son demasiado caros

son la excusa del depredador

para hacer dinero fácil

a costa del escritor.

Por eso prefiero confiar

en que se reconocerá mi autoría.

Por eso, yo regalo mi trabajo

siempre que reconozcan mi autoría...

Copia y pega y es todo tuyo,

con mi nombre en el final.

Gracias

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lunes, 3 de agosto de 2009

Ansiedad y miedo

La ansiedad es un trastorno consistente en presentar los síntomas propios del miedo sin que haya una causa externa o aparente para dicho miedo, se distingue de las fobias en que; en estas últimas, el factor externo que desencadena el ataque de pánico existe, el miedo es exagerado, pero la causa externa la hay.
En los estados de ansiedad el paciente presenta sudoración fría, taquicardia, escalofríos, temblor en las extremidades, bajas de tensión, respiración jadeante y todas las características que presentaría cualquier persona que se encontrara acorralada por un tigre hambriento, con la salvedad de que el tigre no existe.
El ansioso no sabe a qué le tiene miedo, y la única manera de salir de dicho síndrome es mediante las terapias psicológicas, como la terapia cognitiva, la programación neuro-lingüística, el análisis transaccional, y por medio de la meditación, concentrándose en preguntas como:
¿A qué le tengo miedo?
¿Qué es lo que me provoca este estado de miedo continuo?
¿Qué es lo que tanto me preocupa?
Una vez que las razones ocultas en el subconsciente saltan a la luz de la conciencia, los síntomas suelen disminuir e incluso desaparecer, ya que la persona ansiosa se da cuenta de que los eventos que desencadenan sus ataques son condicionamientos, o hechos que ocurrieron muy atrás en el pasado; o en todo caso, cosas de las que nada tiene que preocuparse.
De modo que una vez que las causas del miedo quedan al descubierto, un sencillo ejercicio de reflección y análisis suele bastar para terminar con la pesadilla.
Porque aunque no haya una causa externa real para la ansiedad, las razones existen, sólo que están enterradas muy profundo en el baúl de los recuerdos, y desde allí desencadenan los ataques sin que nos percatemos de ello, ni que entendamos qué es lo que nos sucede.
Quiero finalizar diciendo que es muy importante para quienes sufren de ansiedad u otros síndromes (como la depresión, la culpa, la vergüenza y la rabia patológicas -es decir sin causas externas o concientes que las desencadenen-) que busquen ayuda psicológica y/o psiquiátrica, no hace falta estar loco para consultar a un profesional de la medicina, ni hay razón para esperar a perder la razón para salir de esos infiernos, buscando orientación profesional adecuada.
Y la enfermedad nunca engendra culpa, nunca…

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